ARTÍCULO: BAUMAN Y LA SOCIEDAD LÍQUIDA
por Cinta
Barreno Jardí
Ziygmunt Bauman, premio
Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010 (junto a Alain
Touraine), nació en 1925 en Poznan, Polonia. Sociólogo, filósofo y ensayista,
su investigación, entre otras cosas enfocada en la modernidad, le ha llevado a
definir la forma habitual de vivir en nuestras sociedades modernas
contemporáneas como “la vida líquida”.
Una vida caracterizada por no
mantener un rumbo determinado, pues al ser líquida no mantiene mucho tiempo la
misma forma. Y ello hace que nuestras vidas se definan por la precariedad y la
incertidumbre. Así, nuestra principal preocupación es no perder el tren de la
actualización ante los rápidos cambios que se producen en nuestro alrededor y
no quedar aparcados por obsoletos.
En su libro La vida líquida, el
diagnóstico sobre la sociedad de consumo en la que vivimos es demoledor por
certero y al mismo tiempo conmovedor.
La sociedad líquida produce
triunfadores egoistas
Zygmunt Bauman define la
sociedad moderna líquida como aquella sociedad donde las condiciones de
actuación de sus miembros cambian antes de que las formas puedan consolidarse
en unos hábitos y en una rutina determinada. Esto, evidentemente, tiene sus
consecuencias sobre los individuos porque los logros individuales no pueden
solidificarse en algo duradero, los activos se convierten en pasivos, las
capacidades en discapacidades en un abrir y cerrar de ojos.
Por tanto, los triunfadores en
esta sociedad son las personas ágiles, ligeras y volátiles como el comercio y
las finanzas. Personas hedonistas y egoístas, que ven la novedad como una buena
noticia, la precariedad como un valor, la inestabilidad como un ímpetu y lo
híbrido como una riqueza.
El nuevo modelo de héroe es el
triunfador que aspira a la fama, al poder y al dinero…, por encima de todo, sin
importarle a quién se lleva por delante.
Esto coincide con la
definición de “hombre light” de Enrique Rojas, definido con cuatro
características: hedonismo, entronización del placer; consumismo, acumulación
de bienes: se es por lo que se tiene y no por lo que se es; permisividad, todo
vale; y por último, relativismo, donde nada es bueno ni malo y en última
instancia todo depende del pensamiento de cada uno.
La sociedad moderna líquida
orquestada por el consumo
La vida líquida asigna al
mundo y a las cosas, animales y personas la categoría de objetos de consumo,
objetos que pierden su utilidad en el mismo momento de ser usados. Los objetos
de consumo tienen una esperanza limitada y, cuando sobrepasan este límite,
dejan de ser aptos para el consumo, se convierten en objetos inútiles. Las
personas, también somos objetos de consumo: pensemos en el trato que nuestra
sociedad da a nuestros mayores o en las industrias del sexo. En una sociedad
así la lealtad y el compromiso son motivo de vergüenza más que de orgullo
porque son valores duraderos.
Individuo asediado, planeta
asediado
¿Cómo es el individuo que vive
en esta sociedad de vida líquida? Zygmunt Bauman nos dice que es un individuo
asediado. Porque busca su individualidad, singularidad y aquí viene la gran
contradicción.
La individualidad sería la autenticidad, como ser fiel a uno mismo, ser el yo
real. Pero ya hemos visto que para la sociedad moderna líquida la fidelidad no
es un valor sino todo lo contrario. Entonces, ¿qué es la autenticidad que busca
este individuo asediado?
La autenticidad, la
individualidad, la singularidad en una sociedad moderna líquida es ser como todos
los del grupo, ¡una auténtica y gran contradicción! Es decir, los individuos
han de ser asombrosamente parecidos, deben seguir una misma estrategia vital y
usar señas compartidas, reconocibles e inteligibles por el resto del grupo (las
marcas de consumo, el comportamiento, las modas, el gusto por el arte…).
La sociedad obliga a ser
únicos, pero ella misma da las pautas para conseguirlo. Para satisfacer esa
necesidad de individualidad, nada de buscar en nuestro interior: la
autenticidad se encuentra bebiendo un determinado producto, llevando una marca
de ropa interior, hablando con un determinado móvil, conduciendo un determinado
coche… Todos llevan o quieren llevar las mismas marcas, van o quieren ir de
vacaciones a los sitios que se han puesto de moda, leen los mismos best
sellers… y todos se creen singulares. ¡Increíble!
Como dice Bauman, la lucha por
la singularidad se ha convertido en el principal motor, tanto de la producción
en masa como del consumo en masa. Todos son singulares utilizando las mismas
marcas y aparatos, y serán más o menos singulares dependiendo de la capacidad
de compra y actualización de los objetos, y ésto, evidentemente, requiere
dinero.
La búsqueda de esta
singularidad se ha convertido en una carrera de consumo donde hay unos pocos
ganadores y muchos perdedores. Esto ha provocado la consiguiente polarización
no tan solo de las sociedades, sino del planeta. [...] Está claro que cuánto
más grande es la calidad de vida de una ciudad mayor es su huella ecológica.
Por tanto, la singularidad es realmente
un privilegio, tanto en lo que se refiere a individuos como a sociedades, a
nivel planetario.
A este individuo asediado
Bauman lo define como homo eligens, hombre elector (que no hemos de confundir
con el ser humano que realmente elige).
El homo eligens es un yo
permanentemente impermanente, completamente incompleto, definidamente
indefinido, auténticamente inauténtico.
El homo eligens y el
mercado de consumo conviven en perfecta simbiosis. El mercado no sobreviviría
si el homo eligens o consumidor no se apegara a las cosas.
La sociedad moderna líquida es
artificial, poco tiene de humana porque precisamente no se sustenta los valores
humanos atemporales, sino en los materiales. Nos hace creer que nos lo dá todo
a cambio de nada, cosa que no es cierta. El precio que se paga por ello es
convertirse en ese humano asediado o ese hombre “Light” que simplemente escoge
egoístamente lo que más le conviene o gusta en cada momento. [...]
Fuente:https://www.revistaesfinge.com/2011/09/zygmunt-bauman-y-la-sociedad-liquida/
Fuente: Maxi: espanhol,
volume 3 /Marli Rumiko Hamada Borges.-1.ed. – São Paulo: SOMOS Sistema de
Ensino, 2017.p.90-1.
01. (U.F.
Santa Maria-RS) De acuerdo con Bauman, la sociedad líquida
a) tiene como
bases dos eyes fundamentáles, es decir, lo estable y lo duradero.
b) riquiere
que los indivíduos sean defasados.
c) valora la subjetividad.
d) tiene como
característica principal lo transitório.
02. (U.F.Santa
Maria-RS) Según el texto:
a) la
vida líquida está caracterizada por valores duradero, como, por ejemplo, la fidelidad.
b) el
cuidado intenso con los ancianos se hace permanente en la modernidad líquida.
c) la modernidad líquida nos engana
al parecer que nos da todo sin cobrarmos nada.
d) el
modo de vida en la sociedad líquida establece que la mayoría siempre alcanza el
éxito.
03. (U.F.
Santa Maria-RS) De acuerdo con el texto, el hombre light, definido por Enrique
Rojas:
a) en
cuanto a los valores, adopta una postura dogmática.
b) su poder adquisitivo le
caracteriza.
c) valora
la espiritualidad.
d) establece
limites en diferentes domínios de su vivir.
04. (U.F.Santa
Maria-RS) Bauman define al indivíduo asediado como homo eligens o hombre
elector. Ese hombre:
a) está apegado a las cosas.
b) tiene
real poder de optar.
c) se
lleva mal con la lógica capitalista.
d) elige
valores humanos atemporales.
05. (U.F.
Santa Maria-RS)”[...], la lucha por la singularidad se ha convertido en el principal motor, tanto de la producción en
masa como del consumo en masa.” El verbo subrayado indica una acción pasada. ¿En cuál de las frases
abajo el verbo está en el pasado?
a) Esto significa que los países en cuestión habrán de prestar
especial atención al desarollo del Estado de derecho y la democracia.
b) Ellos cantarán músicas típicas madrileñas.
c) Me dice que la vida está difícil, pero no hace nada para cambiarla.
d) Anduvieron
por la calle oscura en una noche fría.