ACTIVIDADES - LOS VERBOS EN PRETÉRITO PERFECTO SIMPLE O PRETÉRITO IMPERFECTO DE INDICATIVO
01. Lee el texto y conjuga los verbos en pretérito perfecto simple o pretérito imperfecto de indicativo:
“Entré (entrar / yo) en este mundo casi por casualidad. Es
una historia muy larga...”, y hace una pausa intentando abrir un hueco al recuerdo.
“Me introduje (introducir) en el circo con
19 años porque deseaba (desear)
viajar. Cada semana estaba (estar) en
un sitio diferente: Italia, Francia, Holanda, Israel... Mi primer trabajo fue (ser) como limpiapiscinas”. Esta labor le dio (dar) la oportunidad de observar y estudiar durante
muchas horas a los delfines. “Poco a poco comencé (comenzar) a nadar y a bucear con ellos. El jefe
que tenía (tener) en aquel momento descubrió (descubrir) en mi cierta facilidad para tratar con
los animales y enseguida me dejó (dejar) manejarlos. Así me vi (ver), con solo 20 años, siendo adiestrador”. Desde entonces han pasado
26 años, más de media vida dedicada al ejercicio de esta profesión en los
delfinarios más importantes de todo el mundo. “Ser adiestrador no es solo jugar
con los delfines, es manejar a un animal como realmente tú quieres. Es una
labor que requiere mucha disciplina, constancia e incontables horas de trabajo.
Los entrenamientos son continuas repeticiones de ejercicios, ya que para tener
un animal bien preparado para actuar se puede necesitar de
Revista Mía, n. 771. Madrid, 18 junio 2001, p. 96.
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02. Contesta V para verdadero y F para falso:
a) Markus empezó a adiestrar delfines a los 19 años. ( F )
b) Markus empezó a trabajar en el circo, porque eso era lo que más
deseaba. ( F )
c) Como limpiapiscinas, Markus comenzó a nadar y a bucear con los delfines,
después
a observarlos y estudiarlos por
muchas horas. ( V )
d) Su jefe descubrió su talento para ser adiestrador de delfines. ( V )
e) Markus
quiere trabajar en los delfinarios más importantes del mundo después de
haber cumplido los 46 años. ( F )
f) Adiestrar delfines le exige a Markus incontables horas de trabajo y
dos virtudes, la
constancia y la disciplina. ( V )
03. Completa las
frases con el verbo soler en presente o en pretérito imperfecto de
indicativo:
a) Cuando éramos niños mi madre solía
llevarnos al cine los fines de semana.
b) Todos los días, suelo/solía
ir caminando hasta la oficina. (yo)
c) Solemos reunirnos en
casa de Patricia antes de ir al centro comercial. (nosotras)
d) Claudia solía descansar
diez minutos antes de almorzar porque llegaba cansadísima del cole.
e) Si soléis comer mucho
chocolate, es mejor ir al supermercado. No queda ninguno en el armario.
(vosotros)
f) ¿Solías jugar en la
calle cuando eras pequeña, mamá? (tú)
g) Cuando nos quedábamos en la granja de mi abuela, solíamos ayudarla en la cosecha.
h) ¿Suelen/Solían pasar sus vacaciones en la playa? (ustedes)
04. Rompecabezas. A partir de
las partes que están en los cuadros, reconstruye la historia del nacimiento de
Adán, un androide:
Puedes imprimir y recortar las partes del texto para que los/as
alumnos/as las organicen con más facilidad poniéndolas en la secuencia
adecuada.
b)
Se dejó invadir por ella. Hasta sentirse colmado. Un torrente de flujos se
expandía por su cuerpo, de cuyos límites aún no tenía conciencia, activando
todos los circuitos, los sensores, las células microprocesadoras, los sistemas.
Ignoraba que había más allá, pero en su interior, las dimensiones empezaron a
ser reales casi de inmediato. |
h)
Noventa y cinco por ciento. Y de nuevo la voz. —Ya está. Atención,
preparaos... Cien por cien. Y entonces todo se hizo
realidad. |
f)
Se preparó. La génesis
estaba casi completa. Sus sistemas operaban al setenta por ciento, al setenta
y cinco por ciento, al ochenta por ciento... La luz era intensa, pero carecía
de forma. El calor era intenso, pero sin volumen que lo delimitara. Noventa
por ciento. El primer sonido. |
e)
Y era
hermosa, brillante, llena de sensaciones. La luz tenía un color, un vívido
espectro, incluso era cálida, contrastando con el frío metálico de lo que
percibía en sí mismo. ¿O
lo cálido era aquel contacto externo? |
a)
Primero
fue el despertar. Un cosquilleo,
un temblor, la sensación inicial. La vida. Aunque ni
siquiera supiera qué era eso. Después
sintió la llegada de la energía, surgiendo de más allá de sí mismo pero
naciendo en sí mismo, igual que una fuerza total y primigenia, arrolladora e
imparable. |
c)
Y con
cada sistema iniciando su operatividad, con cada célula microprocesadora
enviando el conjunto de informaciones al ordenador central, con cada circuito
interconectado con los que le precedían o le seguían, con cada sensor
desperezando sus terminales, el proceso se convirtió en una caída libre, un
sumergimiento en la conciencia de lo real. |
d)
Programas
disparándose. Conocimientos, aún dispersos, incompletos, faltos de
lógica pero tangibles, a la espera de que él los procesara cuando ... ¿Cuándo? En ese
momento percibió la luz. La
energía se extendía por sus sistemas oculares, pero la luz provenía de más
allá de ellos. Del
exterior. La luz. |
g)
Una voz. ¿Cómo
sabía que era una voz? ¿Cómo
sabía ya tantas cosas acerca del frío y del calor, las sensaciones y las
luces? Información
formando una tupida red. Todavía quedaban puntos oscuros, espacios sin
dimensión, grandes lagunas carentes de vida interior, pero la red básica
culminaba el enlace de sus últimos puentes. |
SIERRA
I FABRA, Jordi. Los elegidos.
Barcelona: Edebé, 1998. p. 7-9.
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